La Casa Roja ó del Verdugo

La Casa Roja

El constante y engañoso devenir del tiempo marcaba en su tormentosa carrera el día fatídico 19 de enero de 1984 sonando la tétrica campana que pusiera fin a la existencia de la señora Margarita Made viuda de Wolbretch de Juan Eduardo y Elizabeth de los mismos apellidos de 73, 47 y 37 años respectivamente pactaron conjuntamente el triple y diabólico suicidio familiar que se llevo a efecto en esta bella y colonial ciudad de Taxco de Alarcón en la céntrica "Casa del Verdugo", marcada con el número 3 de la hoy Calle Real de Cuauhtémoc, crecía día a día, hora tras hora y minuto tras minuto la ebullición fantasmal de esas mentes embrutecidas y enloquecidas al llegar al mas allá.

Casa del Verdugo

La erupción de ese desquiciado volcán pletórico de demencia abrió su cráter cubriendo de sombras y cenizas a un hogar aparentemente feliz cobijado bajo el manto de una opulencia pasajera y quimérica encubada en la trastornada mente de Juan Eduardo.

Finalmente estalló la tormenta cerrándose le circulo rojo del suicidio, dejando un triste recuerdo enmarcando en el cerebro de sanas mentalidades. Los barbitúricos, gas, carbónico y revolver calibre 38 fueron los elementos que se confabularon para cumplir lo que tanto ansiaban los multicitados suicidas de pasar los umbrales de ultratumba dejando su fabulosa fortuna a Emmy, única hija y hermana que se libro de tan horrenda decisión.

Hubo otras personas agraciadas por la diosa fortuna, sus fieles servidores y al médico familiar le entregaron una carta póstuma que se encontró debajo de la cama de Juan Eduardo, cuentan las gentes de lengua sin hueso, que en las noches obscuras se ven en el fondo de esa casa macabra dos siluetas humanas abrazadas al cuerpo de un anciana y bella mujer con los ojos alzados al cielo en actitud beatifica para alcanzar el perdón de su acto suicida.


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La Casa Roja

¿Quieren pasar ustedes por ese espantoso lugar en las noches sin luz? quizá sea una de las afortunadas personas en ver ese triste y triple suicidio que perdurará en la mente del que lea este relato, su cuerpo se crispara de terror y pueda quedar en el mismo lugar, la única herencia del médico familiar es la siguiente carta póstuma:


Estimado Chew:

Hemos tomado la decisión de acompañar a mi mamita en el último viaje al mas allá de común acuerdo, pues ella después de haber estado en recuperación con el tratamiento del Dr. Martínez de Cuernavaca que tan amablemente nos recomendó con el Dr. Jiménez, hoy se sentía muy mal y como no desea ser internad en el hospital, pues dice qué ya sabe que ha llegado su última hora y no desea que la hagan sufrir, desea suicidarse y nosotros la acompañaremos para no llevarla en contra de su voluntad al hospital, pues la vida se nos haría insoportable. Le ruego auxilie a mi pobre hermanita Emmy, puesto que será un golpe terrible para ella, así mismo que interceda para que no se culpe a nadie de nuestra muerte, ya que una injusticia no nos dejaría descansar en paz.

Que Dios lo bendiga., sus amigos: Juan Eduardo y Elizabeth Wolbretch Meade.

PD. Le rogamos atentamente ayudar a obtener el acta de defunción para ser trasladados a incinerar con la mayor brevedad posible ya sea a México o a Cuernavaca.

Gracias amigo...

   
   


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